Un avance inolvidable…

Mi Amo decidió que era el momento de dar un paso más y bueno, aunque los cambios siempre me cuestan, este cambio lo sentí como una necesidad, la necesidad de liberar mas de mi esencia y acercarme con ello, a la naturaleza de mi existencia.

Mmmm que palabras más excitantes…

- Ahora te diré como quiero que duermas hoy… -

He de confesar que fue una nueva sensación y que llenó de excitación mi cuerpo.

Era una noche realmente fría, las órdenes de mi Amo fueron que durmiese totalmente desnuda, atándome los tobillos a las patas inferiores de la cama y mi mano izquierda a la pata superior izquierda de la cama y como premio me permitía tocarme, con la precaución de retardar mi orgasmo.

Cerca de las 11:30pm preparé las cuerdas, me desnude, apague la luz y encendí una vela. Me ate los tobillos muy fuerte y después ate mi mano; una sonrisa cómplice me acompañaba, estaba protegida, me sentía libre, totalmente excitada y sobre todo feliz…

Mi Amo me permitía arroparme y al sentir sobre mi piel esa mezcla de las sabanas frías y la manta calientita me excite más aún…
Mi mano derecha fría y decidida recorrió mis senos los haló de sus piercings, froto mi vientre despacio y llego a mi sexo, mis piernas totalmente abiertas aumentaban el ardiente deseo y la pasión que mi Amo cada noche provoca en mí.
Acaricie mi clítoris, estaba totalmente mojada y caliente, mi espalda se arqueo y toda mi piel se erizo.
Ese deseo, esa pasión ardiente que habitaba en mi, era de mi Señor, sentí la necesidad de rezar su nombre entre jadeos y gemidos.
Me sentía libre, me sentía suya, hacía su voluntad…

Lo confieso, aunque intente retrasar el orgasmo cuando mi cuerpo sintió como empezaba a llegar y se desbordaba ese hilo de agua helada por toda mi columna, en ese momento solo pude gritar el nombre de mi Señor y caí rendida.

No recuerdo haber tenido un orgasmo tan intenso…

Después, al transcurrir la noche, cuando intentaba cambiar de posición y sentía de nuevo las ataduras, me embargaba la inexplicable sensación de estar ahí porque lo quiso mi Señor, y eso me excitaba, me hacia sentir suya y libre al mismo tiempo. Y como la perrita que soy… su perrita, las marcas de las ataduras en mi cuerpo, me hacen soñar con el día que mi Señor sea quien me ate con cuerdas y cadenas…
mi Señor gracias por existir, a sus pies como siempre… su esclava.

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