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Mostrando entradas de octubre, 2010

Mi pacto de paz

Hoy paso página en mi vida y en mi particular noche de San Juan reúno todos los zarrios emocionales que he ido acumulando durante años y les prendo fuego. Le he dado tantas vueltas a la cabeza intentando encontrar las respuestas a tantos interrogantes que no sé cuando empezó todo ni cuando llegó el declive . Los hechos acontecidos en este camino no importan, por respeto a la gente que me quiere, que se preocupa por mi y que lee este Blog no voy a entrar en detalles que ya no tienen ninguna trascendencia, lo que sí importa es como me afectaron a mi. Primero llegó ese sentimiento de impotencia que sin quererlo nos domina y nos convierte en un ser triste y rencoroso, luego la ira transformándome en una persona intransigente, lo que se contraponía con mi verdadera forma de ser, pues intento ser siempre justa y comprensiva, veía injusticias por todas partes y por mi boca salían sapos y culebras. Aún así como persona de carácter fuerte y alegre luchaba con todas mis fuerzas, al parecer c

Un complemento para toda la vida

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. Hoy es de esos días en que mi cabeza está algo alborotada y busca porqués. Buscarle el porqué a todo no es malo en sí, pero es fastidioso cuando encontrar un porqué te genera más preguntas que respuestas. Y entre todo mi universo caótico mental me he encontrado de frente con un recuerdo casi escondido. Hace mucho tiempo fui a parar a un bonito blog personal de una sumisa que pasaba ya la sesentena de años. Era hermoso y cercano ver como hablaba de sus sentimientos de sumisón, pero también había un apartado que emanaba mucha tristeza. En él hablaba de su último Amo, de una forma que nunca se podría asegurar con exactitud si la relación terminó o éste falleció siendo ambos ya muy mayores. Tampoco se podría asegurar, leyendo sus entradas, que estuviera o no dispuesta a entregarse de nuevo o se plantaba en esa etapa de su vida con los bellos recuerdos del pasado que narraba junto a su Amo. Pero lo que sí que era ciertamente tangible es que había vivido la relación que había ansiado en

Tus palabras desde el suelo

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. Horas que visten harapos, atajos de azar en tierras baldías, noches de papeles mojados, abren las alas de todos los días. Fuera de lugar millones de instantes, cortan la alambrada que hiere mis sienes, fuera de lugar millones de instantes, y la fría cadena que hiela los dientes. Arañan la soledad con osadía, jugandose la vida malvivida, con el pecho hecho de arcilla, y los pies en estampida. No me alcanzan las sonrisas, que atropellan los vacíos, llantos que por las cornisas, empapaban los hastíos. Hablame un momento de la esclavitud del tiempo, cuéntame despacio que acorralas el espacio, dime que has vivido y porque tiene sentido, tus palabras como el viento han fraguado en el cemento. Hablame del tiempo que esclaviza mi momento, cuéntame que espacio me acorrala tan despacio, dime que sentido doy a todo lo vivido, tus palabras de cemento no se mueven con el viento. Cuando tu estas nada es igual, muere el blues de la amargura, en un mal choque frontal, contra la pena ma

Un “no se que” que “que se yo”

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Una mirada de sumisión, dócil, pasional, verdadera, tiene un “no se que” que “que se yo” “ ay” una mirada de entrega. Una mirada de sumisión, en un tierno rostro encendido, rubí de mil deseos y rubores, en la piel de un cuerpo ofrecido. Tiene un “no se que” que me desata y me transporta, que me da todo y nada me quita, un “que se yo” que me hace volar pero me atrapa, y que a colmar de placer me invita. Una mirada de sumisión, abnegada, traviesa o fatua, de un cuerpo desnudo y postrado, con pose lacia o tensa y ardua. Y con su ofrenda que me halaga, y que me otorga la pujanza, y el privilegio inmenso me da, de ser quien dirija su danza. Tiene un “no se que” que me desata y me transporta, que me da todo y nada me quita, un “que se yo” que me hace volar pero me atrapa, y que a colmar de placer me invita.