En un instante

Este post nace, del sentimiento y la emoción vivida en un momento simple y escueto en el día de ayer. En el, intento poner palabras a la emoción y plasmar la felicidad del momento. Poder ver, que un detalle fácil, normal, lógico y aparentemente superfluo puede hacer aflorar momentos maravillosos junto a mi Ama.

Sólo a algunos nos es dado el Don de la sumisión y de la entrega.

La sumisión es un sentimiento. Pero este sentir y hacer no es más que el efecto de la entrega. Y todos los efectos proceden de una causa: la cual no es ni más ni menos que la influencia del Dominante para hacer sentir que este “ Don “ es grato y fructífero.
La entrega emana en su base como fuente de la confianza y del buen hacer de su Dominante en la cúspide. Es por ello un trabajo en equipo. Es saber hacer uno entre los dos. Ser sumiso, por lo tanto, es dejarse llevar por un baremo que no es otro que Su felicidad o la voz simple y clara de Su orden.

Mi forma de sumisión huye de los grandes y lucrativos regalos. Prefiero que mi entrega sea ceñida y desnuda como la carne al hueso en el sentimiento expresado. Es el saber llevar a cabo ni más ni menos que aquello que desee y haga feliz a cada segundo a mi Ama. Ver que esta emoción que compartimos también puede aflorar con detalles simples, sin necesidad de grandes gestas. Saber sacar provecho de todos los segundos que compartimos.

No es mi propósito hacer un estudio estilístico de la sumisión. Sólo dar una impresión del alma sumisa en su forma más pura. Y relatar también aquellos momentos simples de felicidad vividos con mi Ama

Porque de las formas más puras emana la esencia de la sumisión.